cuando viene de regreso,
quedando en el aire preso
todo el grito que le implora.
Su luz el rostro le dora
dibújandolo en sonrisas,
y al dejar caballerizas
los blancos muros rozando,
una voz le va cantando
al son de los guardabrisas.
Cuando sigue caminado
bajo estrellas cristalinas,
a compás las bambalinas
sin querer van redoblando;
también la va acompañando,
la luna clara, el lucero,
la oración del nazareno,
una saeta gitana,
y un repique de campana
sin que toque el campanero
No hay comentarios:
Publicar un comentario