lunes, 7 de junio de 2010

corpus chisti badajoz 2010

Más de 400 niños vestidos de primera comunión participaron en la procesión del Corpus Christi celebrada ayer en la Catedral de Badajoz. Sólo pasaban unos minutos de las ocho cuando salía la Custodia y se iniciaba la procesión desde la Catedral. Sonaban las campanas y la Banda Municipal tocaba el himno nacional.
La procesión comenzó tras la celebración de la Misa en el interior de la Catedral, que fue presidida por el arzobispo Santiago García Aracil. El recorrido incluía las calles Obispo Juan de Ribera, Plaza de Minayo, Paseo de San Francisco, Vasco Núñez, Menacho, Plaza López de Ayala, Hernán Cortés, para volver a la Plaza de España y al templo catedralicio.
En el itinerario de la procesión figuraban también paradas para honrar los altares situados en el antiguo Hospital Provincial; edificio de Hacienda; Convento de las Descalzas y Plaza de España, donde estaba previsto que los asistentes recibiesen la bendición final. Esta discurrió entre cánticos y devoción.
Una alfombra de juncias adornaba las calles por las que pasaba la Custodia. Además, algunos balcones decoraban con tapices y mantones
El templo catedralicio estuvo llenas a rebosar en la solemne misa que presidió el obispo. En la procesión participaron niños, seminaristas, cofrades, jóvenes de confirmación, los Consejos de Adoración Nocturna, el arzobispo, sacerdotes y el alcalde Badajoz, Miguel Celdrán, y miembros de la Corporación Municipal, entre otros. Acompañados durante todo el recorrido por el servicio de orden, que se encargó en todo momento de que la organización fuese lo mas correcta posible.
La celebración de los pequeños se realizó en la parroquia San Juan Bautista. Allí formaron parte de ella. Cantaron e hicieron peticiones y ofrendas. Una forma de que los que recientemente han recibido la primera comunión participasen en un acto más ameno, donde también pudiesen ser protagonistas, como comentaban algunos catequistas.
Como detalle simbólico durante la misa, representaron el reparto de pan. Había un pan gigante relleno de panecillos. Cada tenía un mensaje: la generosidad, la entrega, el amor, la amistad. unos 20 niños se encargaron de leer cada leyenda.
De blanco inmaculado ellas, y con distintos hábitos, ellos, los pequeños pudieron lucir por segunda vez sus trajes en una jornada religiosa y festiva. Durante la procesión, los niños arrojaban pétalos de flores desde sus canastillas. Entre sus manos, los panecillos que habían repartido durante la eucaristía. Mientras sus padres, los acompañaban y fotografiaban.






PERIODICO HOY

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