Hoy continuaremos con el Triduo a la Madre de Dios en esta ocasión como ya es habitual se celebrara en el convento de las Carmelitas para que a continuación se traslade a su casa, a San Andrés, para que mañana amanezca a las plantas de su barrio en solemne Besamanos.
Ayer mientras que la Señora paseaba por su calles recordé uno de esos traslados en el que estaba presente nuestro amigo José, ¨Joselón¨, recuerdo esa coplilla que le saco la murga Dakipaka al grande.
¨Recuerdos que surgen de repente o una tierna imagen de la infancia,
si de Daimiel suena cornetas y San Andrés abre su puertas un gran
pacense yo recuerdo guiando su descendimiento¨
Ayer cuando San Andrés abrió sus puertas el estaba presente en alma, en el alma de sus costaleros elegantes de mirada rotunda y firmes. Roguemos a Santa María de la Esperanza por esas almas que un día el mas grande le supo inculcar el saber llevar y el saber portar, el emblema del Costalero.
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