martes, 4 de enero de 2011

Nuestra Señora de la Piedad,Santo Domingo

La maravillosa composición, de la que no conocemos el autor, está datada como del S. XVI-XVII y procede, posiblemente, de la antigua iglesia de Santa María del Castillo.

Las imágenes son de talla completa, incluidas las ropas. La efigie de la Virgen de la Caridad es sobresaliente, destacando la exquisitez de su cara donde se mezcla la candidez con el dolor desconsolado de su maternal expresión. Sus delicadas facciones, junto con los angustiados ojos tallados, dan una sensación de desconsuelo y el rostrillo que rodea su cara le confiere un peculiar sabor antiguo que refuerza su excepcional belleza.

La imagen del Santísimo Cristo del Amor, de impresionante presencia, aparece muerto en el regazo de su madre, presentando en su cara unos rasgos sencillos pero de gran pureza, que contrastan con el soberbio y detallado trabajo anatómico de su cuerpo que en escorzo muestra toda su perfección. La Virgen lleva tallado un delicado manto negro que se funde con el claro sudario del Cristo; ambos policromados y con finísimos dibujos estofados en oro.

La Dolorosa cubre su cabeza con una toca negra bordada en oro y salió en 1995 llevando un antiguo manto de terciopelo negro bordado en oro que pertenece a la Virgen del Mayor Dolor. En 1996 estrenó otro negro bordado por D. Juan Manuel Expósito en oro, sedas de colores y azabache; presentando un atractivo diseño floral del mismo autor y rematado por el escudo real en relieve. Actualmente, y como muestra del gran cariño que en poco tiempo se le ha tomado, unas hermanas de la Cofradía le están bordando otro en oro sobre terciopelo negro y que, junto con los nuevos faldones del mismo material y de color cardenal estrenados en 1996, regalarán a la imagen. En este mismo año se estrenaron los respiraderos de malla de oro.

La Virgen de la Caridad luce en su pecho un corazón de plata dorada rematado por la llama y traspasado por siete puñales simbolizando los dolores de la Virgen. Sobre su cabeza ha llevado una fina diadema de plata trabajada, estrenando en 1996 la nueva, que ha sido sufragada gracias a las aportaciones de un grupo de personas y a los desvelos de Juan Manuel Expósito. Ha sido diseñada por el orfebre sevillano José Manuel Ramos de Rivas, quien ha realizado la obra en metal dorado y ricamente repujado, resultando una obra sencilla pero de destacada calidad artística.





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