miércoles, 5 de enero de 2011

Nuestro Padre Jesús del Amparo

la imagen del Cristo del Amparo sufrió daños en la Guerra de la Independencia, que fue especialmente virulenta en la ciudad de Badajoz, y, posteriormente, en los asaltos y destrucción del patrimonio religioso durante la Guerra Civil, muy probablemente en sus comienzos en el año 1936. En esta última parece que sufrió alguna pequeña mutilación, posiblemente en alguna pierna, pues la cara, las manos el torso y los pies se salvaron de las agresiones. En 1939 y 1940 desfilaría gracias a alguna reparación de urgencia pues, en 1941, el escultor y profesor D. Ramón Cardenal Velázquez, que a su vez era Primer Teniente de Hermano Mayor y devotísimo de la imagen, lo restauró respetuosamente, devolviéndole su primitiva belleza. En 1956, el artista y asesor artístico de la Hermandad, Santiago Arolo Viñas, vuelve a restaurarlo y retoca la imagen, variándole la posición de la cabeza hacia fuera en lugar de ir pasarela a la cruz como la tenía antes, además de hacer otras variaciones como cambiar la posición de las manos. Parece ser que durante algún tiempo desfilaba abrazando la cruz, lo que daba la impresión de que la llevaba al revés.

La cara de la santa imagen sigue conservando una extremada dulzura y sus delicadas facciones le confieren una gran belleza, destacando la pureza de líneas, que refuerzan la naturalidad y el realismo de la expresión. La cara, ligeramente inclinada hacia la derecha, proyecta sus grandes ojos hacia el suelo en un elegante gesto de resignación y aflicción. El cabello y la barba partida en dos presentan un trabajo de talla de impecable factura. Lleva una corona de espinas tallada sobre la misma cabeza y luce espléndidas potencias de plata dorada y repujada.

La imagen ser representa caminando, con el peso echado sobre la pierna izquierda, que está más adelantada; el pie derecho está despegando del suelo y el cuerpo ligeramente vencido por el peso de la cruz. Ésta se realizó en madera y fue estrenada en 1947; sus tramos cilíndricos están rematados con unas magníficas cantoneras de plata dorada y repujada. El santo madero está un poco levantado pues el Nazareno va ayudado por una meritoria imagen de Simón Cirineo, obra de Santiago Arolo estrenada en 1977, que vino a ocupar el sitio dejado por la anterior del S. XVII o XVIII, desaparecida en alguna de las dos contiendas antes aludidas, al igual que los dos sayones que completaban el paso y que eran de la misma época.

En la Semana Santa de 1995 salió el Cirineo vestido de hebreo con ropas sencillas, para ir en consonancia con la sobria túnica morada que llevaba el Nazareno del Amparo y con el vestido que lucía la gran novedad de este año: la tercera figura que acompañaba el paso y que es, nada menos, que la virgen del Rosario, magnífica imagen de gran devoción que poseía Cofradía propia, denominada de “Nuestra Señora del Rosario”, fundada en Santo Domingo el 28 de mayo de 1577 con título de Pontificia. La imagen es una estupenda talla de expresión serena y maternal, que ha recibido culto hasta la fecha no muy lejana como Virgen de Gloria. Tiene pelo natural y desfiló en la noche del Miércoles Santo, consolando al Señor del Amparo en su pesado caminar hacia el calvario, tocada con una sencilla blonda inmaculada que le caía por el pecho y espalda y luciendo un antiguo vestido de terciopelo negro y dorado y manto de terciopelo azul. Con esta imagen se pretende representar el encuentro de Jesús con su madre en la calle de la Amargura. Ella alarga su mano derecha ofreciendo un pañuelo que sirva como paño para el rostro sudoroso y ensangrentado de su Hijo, completando así un precioso y entrañable misterio en este magnífico paso.

En la Semana Santa de 1996 lucía esta imagen una diadema de plata repujada y un precioso manto negro bordado en oro.

El Cristo posee varias túnicas que luce de forma periódica, siendo algunas de gran valor. La más antigua, aunque pasada a nueva tela, data de 1947 y está ricamente bordada en oro sobre terciopelo morado, presentando motivos florales mezclados con símbolos de la pasión. Es muy destacable la blanca de terciopelo bordada en oro, que fue estrenada en 1954. Posee, así mismo, otra de camarín muy sencilla de terciopelo morado con galones de oro.

El Señor del Amparo lleva cíngulo de oro y cordón del mismo material rodeando su cuello, destacando en él un valioso broche que monta una piedra preciosa engarzada en oro.


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